Hace un tiempo que conté mi parto, el momento en el que vino nuestro hijo al mundo para nuestra inmensa alegría. Mi relato fue con todo o casi todo lo bueno del mismo, pero, a pesar del tiempo transcurrido, vuelven a mí una y otra vez recuerdo e imágenes que no fueron tan "bonitos". Ya comenté algo en la entrada sobre la posición en el parto, pero entonces, no sabía lo que sé ahora y creo que debo escribir y contarlo para ayudar a que se vayan estos fantasmas, para desahogarme y para, tal vez, ayudar a alguna futura mamá.
Como dije, seguí un tratamiento con Heparina durante todo el embarazo y debían pasar de 12 a 24 horas desde que me inyectara dicha medicación hasta el parto. Quisieron programarme el mismo, pero mi hijo decidió nacer antes.
En la "revisión" que me hicieron cuando fui a urgencias, me dijeron que me quedaba y que "estaba de parto". Me facilitaron camisón para que pasara al servicio y me cambiara, diciéndome "no te asustes porque tal vez veas que sangras un poco"... ¿cómo no me iba a asustar?. Nadie me explicó porqué o porque no, como mamá primeriza, sin información y asustada "me dejé hacer". Mucho tiempo más tarde me enteré de que tal vez me habían hecho una maniobra de Hamilton, que consiste en la separación de membranas del cuello del útero, supuestamente, para provocar el parto.
Primera indignación... ¿no se suponía que estaba de parto?, entonces, ¿para qué tantas prisas?. Debo decir que "no noté nada", y por lo que dicen y he leído, suele ser muy doloroso. No sé qué pensar al respecto, pero en cada revisión intentaba relajarme todo lo posible por miedo a los dolores que pudieran provocarme por estar tensa y rígida. De una forma o de otra, deberían hacer contado conmigo, haberme informado, haberme preguntado.
Después, en la sala de dilatación, había una matrona que era de todo menos simpática, empática y "humana". No hizo caso a mi petición de ir al aseo, tampoco a mi pregunta de si podía levantarme y no estar tumbada en la cama, no me informó de que iba a romper la bolsa, ni me preguntó... decidió o decidieron que lo iban a hacer así y cuando yo pregunté, me contestó de muy mala forma que "¿cómo quieres ponerte de parto si no lo hago?" (vuelvo a insistir en que me habían dicho que me quedaba ingresada porque estaba de parto) y "¿qué quieres que nazca el niño con membrana y todo?" (aquí no tenía ni idea de si esto era un problema o no, ahora sé que no).
Y para terminar, el momento de parto. La ginecóloga que me siguió todo el embarazo, estaba de guardia. ¡Qué alegría!, me dije yo. Ahora no lo tengo nada claro, porque pasó absolutamente de mí como persona, como mujer que va a tener SU parto. A pesar de que mi hijo estaba totalmente encajado, decidió subirse a la camilla y arrodillarse a mi lado "para empujar por si hace falta ayuda". Desde el primer pujo, se puso a empujar con sus manos la parte alta de mi barriga.... ¿pero no era si hacía falta?. Tras 3 pujos en la misma contracción, mi hijo estaba en el mundo. Y sabéis qué pasó a continuación.... todo el equipo le felicitaba. Ella misa se jactó de que había salido muy rápido porque ella había hecho casi todo el trabajo, ¿y yo qué?. Me sentí totalmente menospreciada, me dejé la garganta y me provoqué al empujar algún tipo de contractura muscular (lo supe al día siguiente) y sin embargo... pasaron de mi persona, de la mujer que acababa de parir a su hijo.
Esto que me hicieron es una maniobra Kristeller, también conocida como "presión de fondo de útero" y al parecer está prohibida. La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, en sus recomendaciones de 2007, afirma que puede ocasionar serios traumatismos, hemorragias, rotura de útero, etc. ¿Qué voy a sentir más que repulsa e indignación cuando llega a mí esta información?. No puedo más que dudar de la profesionalidad del equipo que estuvo con nosotros.
Hace un tiempo le dije a mi marido que estas escenas volvían a mi cabeza en multitud de ocasiones y que sentía que necesitaba escribir sobre ello. Me volvió a recordar que él siempre había pensado y dicho que los partos en los hospitales eran "demasiado intervencionistas", que a los largo de los años de la historia del hombre, las mujeres daban a luz a sus hijos/as sin tantas intervenciones. Cuando estaba embarazada y comentaba esto, le miraba entre sorprendida y asustada por mi fobia al dolor, tiempo después de parto, me dí cuenta de que tenía más razón que un santo.
Todo esto ha salido ahora, porque hoy he visto un artículo compartido en Facebook y ha vuelto a remover todos estos recuerdos. La entrada a la cual me refiero la podéis encontrar en el blog de mamá guapa.
No dejéis que os menosprecien en Vuestro Parto, sed las protagonistas y las que decidáis en la medida de lo posible.
Como dije, seguí un tratamiento con Heparina durante todo el embarazo y debían pasar de 12 a 24 horas desde que me inyectara dicha medicación hasta el parto. Quisieron programarme el mismo, pero mi hijo decidió nacer antes.
En la "revisión" que me hicieron cuando fui a urgencias, me dijeron que me quedaba y que "estaba de parto". Me facilitaron camisón para que pasara al servicio y me cambiara, diciéndome "no te asustes porque tal vez veas que sangras un poco"... ¿cómo no me iba a asustar?. Nadie me explicó porqué o porque no, como mamá primeriza, sin información y asustada "me dejé hacer". Mucho tiempo más tarde me enteré de que tal vez me habían hecho una maniobra de Hamilton, que consiste en la separación de membranas del cuello del útero, supuestamente, para provocar el parto.
Primera indignación... ¿no se suponía que estaba de parto?, entonces, ¿para qué tantas prisas?. Debo decir que "no noté nada", y por lo que dicen y he leído, suele ser muy doloroso. No sé qué pensar al respecto, pero en cada revisión intentaba relajarme todo lo posible por miedo a los dolores que pudieran provocarme por estar tensa y rígida. De una forma o de otra, deberían hacer contado conmigo, haberme informado, haberme preguntado.
Después, en la sala de dilatación, había una matrona que era de todo menos simpática, empática y "humana". No hizo caso a mi petición de ir al aseo, tampoco a mi pregunta de si podía levantarme y no estar tumbada en la cama, no me informó de que iba a romper la bolsa, ni me preguntó... decidió o decidieron que lo iban a hacer así y cuando yo pregunté, me contestó de muy mala forma que "¿cómo quieres ponerte de parto si no lo hago?" (vuelvo a insistir en que me habían dicho que me quedaba ingresada porque estaba de parto) y "¿qué quieres que nazca el niño con membrana y todo?" (aquí no tenía ni idea de si esto era un problema o no, ahora sé que no).
Y para terminar, el momento de parto. La ginecóloga que me siguió todo el embarazo, estaba de guardia. ¡Qué alegría!, me dije yo. Ahora no lo tengo nada claro, porque pasó absolutamente de mí como persona, como mujer que va a tener SU parto. A pesar de que mi hijo estaba totalmente encajado, decidió subirse a la camilla y arrodillarse a mi lado "para empujar por si hace falta ayuda". Desde el primer pujo, se puso a empujar con sus manos la parte alta de mi barriga.... ¿pero no era si hacía falta?. Tras 3 pujos en la misma contracción, mi hijo estaba en el mundo. Y sabéis qué pasó a continuación.... todo el equipo le felicitaba. Ella misa se jactó de que había salido muy rápido porque ella había hecho casi todo el trabajo, ¿y yo qué?. Me sentí totalmente menospreciada, me dejé la garganta y me provoqué al empujar algún tipo de contractura muscular (lo supe al día siguiente) y sin embargo... pasaron de mi persona, de la mujer que acababa de parir a su hijo.
Esto que me hicieron es una maniobra Kristeller, también conocida como "presión de fondo de útero" y al parecer está prohibida. La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, en sus recomendaciones de 2007, afirma que puede ocasionar serios traumatismos, hemorragias, rotura de útero, etc. ¿Qué voy a sentir más que repulsa e indignación cuando llega a mí esta información?. No puedo más que dudar de la profesionalidad del equipo que estuvo con nosotros.
Hace un tiempo le dije a mi marido que estas escenas volvían a mi cabeza en multitud de ocasiones y que sentía que necesitaba escribir sobre ello. Me volvió a recordar que él siempre había pensado y dicho que los partos en los hospitales eran "demasiado intervencionistas", que a los largo de los años de la historia del hombre, las mujeres daban a luz a sus hijos/as sin tantas intervenciones. Cuando estaba embarazada y comentaba esto, le miraba entre sorprendida y asustada por mi fobia al dolor, tiempo después de parto, me dí cuenta de que tenía más razón que un santo.
Todo esto ha salido ahora, porque hoy he visto un artículo compartido en Facebook y ha vuelto a remover todos estos recuerdos. La entrada a la cual me refiero la podéis encontrar en el blog de mamá guapa.
No dejéis que os menosprecien en Vuestro Parto, sed las protagonistas y las que decidáis en la medida de lo posible.
Uff tras leer tu relato se me han puesto el vella de punta, no he sido madre aun pero ultimamente estoy sintiendo ganas de ser mama y al leer tu experiencia me siento indignada como mujer.No entiendo como puede haber en el mundo gente que menosprecie a los seres humanos de esa manera. Espero que contando lo sucedido te sientas mejor. Mil besos y un abrazo enorme
ResponderEliminarHola Laurita:
ResponderEliminarPues siempre viene bien hablar sobre los "fantasmas" para que sean más invisibles. En los círculos que me muevo, se ven y se leen muchas cosas de éstas y peores, mi parto al fin y al cabo, fue muy bien, dentro de lo que cabe, pero podría haber sido muuucho mejor. Menos mal, que de vez en cuando, hay una mamá que te cuenta un parto precioso, respetado y humanizado. Pero tendrían que ser éstos últimos los normales y no los otros.