Cuando nuestro hijo cumplió 4 meses, me indicaron en el Centro de Salud que debía sustituir la toma de la merienda por una papilla de frutas. Tenía que poner media pieza de fruta al natural y pasarla por la trituradora. A los días, la media pieza de fruta debería de convertirse en pieza entera. Como madre preocupada por la salud y el bienestar de su hijo, pregunté para informarme lo máximo posible. Me preocupaba cómo podría asimilar "esta novedad; al fin y al cabo, estaba acostumbrado a tomar sólo leche y esto era algo totalmente nuevo y desconocido para él. ¿Y si no le gustaba?, cabía la posibilidad de que le encantara la novedad o bien todo lo contrario. Planteé esto último. ¿Y si pasaba, le daba biberón? (lamentablemente mi peque tomó lactancia materna hasta los 3 meses, posteriormente intenté una relactación, pero no lo conseguí). La respuesta fue rotunda: "NO, si no quiere y le das biberón, siempre esperará al mismo y no querrá comer. Si no la quiere, le dejas sin comer hasta la siguiente toma"... esto me dejó totalmente helada, ¿cómo iba a dejar a mi hijo sin comer?. Me parecía de locos y totalmente inhumano.
Ahí comenzó mi andadura buscando respuestas lógicas a mis preguntas, a las necesidades que se iban planteando en el día a día... Nunca me han convencido las cosas con un "porque sí" o un "porque no", quiero y necesito saber los motivos, las razones y que éstas sean lógicas.
Por aquel entonces, volví a estar "conectada al mundo". Los Reyes me trajeron un portátil pequeñito y mi marido consiguió mediante un aparatito, que tuviera conexión a través de la red eléctrica, siempre y cuando estuviera el ordenador de mesa encendido en otra planta. Internet es un amplio mundo de información a nuestro alcance a través de un click. Busqué, cotilleé y dí con la página de Ser Padres. Dentro de la muchas secciones, hay una de Expertos, donde puedes consultar y hacer preguntas a expertos en Ginecología, Lactancia, Pediatría, Educación, Sueño, Tu Matrona y Nutrición Infantil. Comencé a leer el "currículum" de cada uno de ellos y anoté los libros. Allí fue donde "conocí" a Carlos González.
Agobiada por la situación con la inclusión de la papilla de frutas, puesto que no hubo forma de que la quisiera. Me animé a hacer una consulta al Doctor González a través de dicha página. Estaba muy preocupada y no era capaz de dejarle "sin comer" como en mi centro de salud me habían indicado. Si mi hijo hubiera tomado todavía pecho, no me hubiera agobiado tanto, pero al no ser así, pensé que "necesitaba" seguir a raja tabla las indicaciones que me habían dado (en cuanto a la introducción de alimentos), para que no le faltara ningún nutriente.
La respuesta de Carlos Gonzáles no tardó en llegar y me hizo esbozar una gran sonrisa a pesar de mi preocupación y me mostró el inicio de un gran y maravilloso camino. Una nueva dirección que yo no sabía que estaba a punto de tomar, pero que iba a marcarme y a ir descubriendo día a día y paso a paso por mí misma, con la ayuda de mi hijo, de mi marido y de maravillosas comadres que se irían apareciendo virtualmente a través de internet.
Como estoy segura de que mi pregunta y la contestación se publicaron posteriormente en la web, aquí dejo la maravillosa y lógica respuesta del Doctor González:
Madrid, 4 de febrero de 2010
Querida amiga Inmaculada:
Nuestro asesor en alimentación, doctor Carlos González, nos envía la
siguiente respuesta para tu consulta:
«En ese centro de salud están demostrando no saber ni de nutrición infantil
ni de cariño o respeto. No les haga caso. Haga caso a su hijo, que lo está
haciendo mejor y que además es hijo suyo.
Porque tanto el objetivo como el método son erróneos. Quitar un biberón para
dar una papilla de frutas es ridículo. En cualquier página de internet puede
encontrar la composición nutricional de la fruta y de la leche. La fruta no
tiene grasas, muy pocas proteínas, nada de vitamina D, B12, hierro,
calcio...
Pero, aunque fuera verdad que la fruta es mejor que la leche, el método no
está en modo alguno justificado. ¿Haría usted eso con su marido, con su
hermana, con sus amigas, no darles de comer hasta que se comen exactamente
lo que usted quiere o lo que ha dicho el médico? Ni se puede hacer una
barbaridad así por una cuestión tan poco importante, ni es probable que dé
resultado, pues como usted bien dice lo más probable es que su hijo acabe
odiando la fruta.
El objetivo no es que su hijo coma una determinada cantidad de fruta. De
hecho, si come mucha fruta, mal asunto, porque entonces estaría tomando
menos leche, y estaría peor alimentado. El objetivo es que su hijo aprenda a
comer, que se familiarice con la comida normal. Algo que difícilmente va a
hacer si no le dan comida normal.
Lo normal es seguir dándole la leche tranquilamente, y dejar que coja con
sus deditos, cuando esté interesado y lo pida, un pedazo de plátano o una
rodajita fina de manzana. Que se lo lleve a la boca él solito, que lo
saboree y lo investigue, que decida si se lo traga o no.
Si busca "baby-led weaning" en Google verá a docenas de bebés comiendo
contentos comida normal.»
En espera de haber podido ayudarte, recibe un cariñoso saludo,
Aida Díaz
Jefa de Sección Salud
Ser Padres Hoy
Después de leer esto, busqué "baby-led weaning" como me había recomendado y me sorprendí al ver a bebés comiendo grandes ramas de brócoli, por ejemplo. Aún así, me daba miedo... probé a hacerle la fruta poniendo sólo una (por ejemplo, manzana), en compota. No tenía sentido mezclarlas todas y no llegar a saber si le gustaba una y otra... no podría diferenciar sabores. La hacía en trozos pequeños, la ponía a fuego suave y se quedaba blandita y a trocitos y tibia (y no fría como la fruta natural triturada). Así comenzó a comer un poco. Pero a los pocos días, mi peque me demostró que como mejor se comía la fruta era tal cual, cogiéndola y a bocaditos. Las redecillas que compré para poner alimentos y que los chupara sin peligro, quedaron guardadas sin abrir siquiera.
Hice muchas fotos con el móvil de estos momentos, comiendo plátano, mandarina, manzana, etc. pero se perdió toda la información de la tarjeta... cosas de las nuevas tecnologías. Veía al peque disfrutar, tenía curiosidad por probar y sonreía al ver sus caras y gestos, al probar los diferentes sabores y texturas. Así que no utilicé nunca la batidora. Su comida era cruda, como en el caso de las frutas o a trocitos, al vapor y que quedaran blanditos y como mucho la chafaba un poco con el tenedor, mientras en muchos casos, él cogía los trozos con sus deditos y se los iba comiendo, mientras a la vez practicaba en coger cosas entre sus deditos.
Al fin y al cabo, la batidora es un invento muy moderno, al igual que el carrito de bebés. Muchas de nuestras madres no las conocían y con seguridad, nuestras abuelas no conocían tal artefacto. Los niños se han alimentado divinamente y sin problemas hasta la aparición de la batidora. Las madres utilizaban pasa-purés, tenedor, etc. Basta con cocer un poco más los alimentos para que queden más blanditos y que no haya peligro. Los bebés "triturarán" los mismos con sus encías desdentadas, pero duras... ¿quién no ha visto las estrellas cuando su bebé le ha mordido el pezón mamando aún sin tener dientes?, o bien ¿ha amagado un grito cuando el peque/la peque le ha "mordido un dedo?.
Con tanta "modernidad" obligamos a nuestros hijos a sufrir varios "destetes": primero del pecho materno al biberón, después del biberón a la cuchara con papilla, de la cuchara con papilla a otra papilla con algún trozo, de esa a.... y así sucesivamente. Pensemos... cuando nosotros, adultos, nos comemos una rica crema de calabacín o de calabaza, por ejemplo, ponemos mala cara si nos encontramos un trozo que se ha quedado sin triturar, porque esperamos que toda la comida tenga una textura suave y cremosa; pues eso mismo le pasa a nuestros hijos, esperan leche y les damos otra cosa, esperan un papilla suave y se encuentran un "tropezón". No es extraño que haya niños/as que con 2 ó 3 años sigan sin comer si no se les tritura tooooda la comida (los/as he conocido). Sin embargo, los/as padres/madres, abuelos/as les dan a estos mismos niños pan o galletas, que se comen divinamente a bocados, pero a la hora de la comida se la trituran sin más... esto es una incongruencia, una contradicción.
Las papillas presentarán, además, el mismo aspecto... más verde, más marrón, dependiendo de los ingredientes (y un aspecto no muy atractivo, por cierto). Pero no podremos asegurar si le gusta el pollo, el pescado, la calabaza, el calabacín, la patata o no le gusta el brócoli, las judias, etc, si lo come todo junto y triturado, no puede diferencias sabores y texturas y tampoco sabremos si éste y otro alimento le sienta bien o mal. Si vamos introduciendo alimentos poco a poco y de uno en uno, nuestro hijos nos podrán indicar sus gustos y una vez que ya tengamos un, más o menos, amplio abanico de alimentos, podremos "mezclarlos" en una comida, pero mientras, no.
Ni qué decir tiene que antes del año, nuestro peque ya no quiso "sus comidas" puesto que veía las nuestras y ya no le apetecía. Se hacía una única comida en casa para todos, con muy poca sal o sin sal y sin picantes, por supuesto. Comidas que él pudiera probar sin problema. El horario era y es el mismo para todos, así comemos todos juntos y toma ejemplo y come de todo (no puedes pretender que a tu hijo le gusten las verduras, por ejemplo, si no os ve a comer a vosotros).
A día de hoy, con casi 2 años y medio, come de todo, es el primero que quiere probar cualquier cosa nueva que ve, prácticamente como él solo con su cuchara y tenedor y nunca hemos tenido ningún problema con su comida si hemos comido fuera, porque su comida era la nuestra.
Nunca me dejé guiar por las "recomendaciones" de enfermera en el centro de salud a no ser que fueran "lógicas". Siempre fuí con la verdad por delante, indicándoles en cada revisión cómo iba su introducción de la Alimentación Complementaria, porque, como su propio nombre indica es "complementaria" y no, "sustitutoria". Mi hijo no hizo tomas de 3 horas de intervalo y tuvo que pasar a 4 horas entre una y otra... no tiene sentido, ¿por qué un bebé si tiene hambre tiene que esperar 4 horas?, nosotros no siempre aguantamos el mismo tiempo sin comer. Podemos haber hecho una comida más liviana y tener hambre antes. Además, si las recomendaciones nutricionales es que se hagan al día 5 comidas (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena), ¿por qué nuestros hijos de bebés, tienen que hacer 4 y si acaso una toma a las 12 de la noche, cuando la mayoría, ya están durmiendo?. Si lo pensamos fríamente, no tienen ningún sentido. Escuchemos la recomendaciones de pediatras y enfermeras en cuanto a la alimentación complementaria, pero utilicemos el sentido común y sobre todo, escuchemos y observemos a nuestros hijos, que son los que más nos enseñan.
También siguió tomando leche con cada comida cada vez que quería, haciendo de esta forma, "comidas completas" al igual que los adultos. No había una hora de verduras, otra de frutas y otra de lácteos, más bien en cada comida había de todo. Así también estaba asegurado el aporte de leche, con el mínimo de 500 ml. al día. De la otra forma y con las tomas cada 4 horas, hubo mamás que me comentaron que no había forma de que tomara esta cantidad, porque en la toma que la completaba, sus hijos estaban dormidos y no les iban a despertar para darles leche, no les iban a romper el sueño (cosa totalmente lógica por otra parte).
Con posterioridad me sentí agradecida a aquélla enfermera que me prohibió que le diera leche a mi hijo si no quería la fruta, porque esto conllevó una búsqueda por mi parte y un giro hacia Portabebés, Crianza con apego, Colecho y demás que han hecho nuestra vida más fácil, más tranquila (con respecto a que lo que hiciéramos estuviera bien) y más feliz.
Ahí comenzó mi andadura buscando respuestas lógicas a mis preguntas, a las necesidades que se iban planteando en el día a día... Nunca me han convencido las cosas con un "porque sí" o un "porque no", quiero y necesito saber los motivos, las razones y que éstas sean lógicas.
Por aquel entonces, volví a estar "conectada al mundo". Los Reyes me trajeron un portátil pequeñito y mi marido consiguió mediante un aparatito, que tuviera conexión a través de la red eléctrica, siempre y cuando estuviera el ordenador de mesa encendido en otra planta. Internet es un amplio mundo de información a nuestro alcance a través de un click. Busqué, cotilleé y dí con la página de Ser Padres. Dentro de la muchas secciones, hay una de Expertos, donde puedes consultar y hacer preguntas a expertos en Ginecología, Lactancia, Pediatría, Educación, Sueño, Tu Matrona y Nutrición Infantil. Comencé a leer el "currículum" de cada uno de ellos y anoté los libros. Allí fue donde "conocí" a Carlos González.
Agobiada por la situación con la inclusión de la papilla de frutas, puesto que no hubo forma de que la quisiera. Me animé a hacer una consulta al Doctor González a través de dicha página. Estaba muy preocupada y no era capaz de dejarle "sin comer" como en mi centro de salud me habían indicado. Si mi hijo hubiera tomado todavía pecho, no me hubiera agobiado tanto, pero al no ser así, pensé que "necesitaba" seguir a raja tabla las indicaciones que me habían dado (en cuanto a la introducción de alimentos), para que no le faltara ningún nutriente.
La respuesta de Carlos Gonzáles no tardó en llegar y me hizo esbozar una gran sonrisa a pesar de mi preocupación y me mostró el inicio de un gran y maravilloso camino. Una nueva dirección que yo no sabía que estaba a punto de tomar, pero que iba a marcarme y a ir descubriendo día a día y paso a paso por mí misma, con la ayuda de mi hijo, de mi marido y de maravillosas comadres que se irían apareciendo virtualmente a través de internet.
Como estoy segura de que mi pregunta y la contestación se publicaron posteriormente en la web, aquí dejo la maravillosa y lógica respuesta del Doctor González:
Madrid, 4 de febrero de 2010
Querida amiga Inmaculada:
Nuestro asesor en alimentación, doctor Carlos González, nos envía la
siguiente respuesta para tu consulta:
«En ese centro de salud están demostrando no saber ni de nutrición infantil
ni de cariño o respeto. No les haga caso. Haga caso a su hijo, que lo está
haciendo mejor y que además es hijo suyo.
Porque tanto el objetivo como el método son erróneos. Quitar un biberón para
dar una papilla de frutas es ridículo. En cualquier página de internet puede
encontrar la composición nutricional de la fruta y de la leche. La fruta no
tiene grasas, muy pocas proteínas, nada de vitamina D, B12, hierro,
calcio...
Pero, aunque fuera verdad que la fruta es mejor que la leche, el método no
está en modo alguno justificado. ¿Haría usted eso con su marido, con su
hermana, con sus amigas, no darles de comer hasta que se comen exactamente
lo que usted quiere o lo que ha dicho el médico? Ni se puede hacer una
barbaridad así por una cuestión tan poco importante, ni es probable que dé
resultado, pues como usted bien dice lo más probable es que su hijo acabe
odiando la fruta.
El objetivo no es que su hijo coma una determinada cantidad de fruta. De
hecho, si come mucha fruta, mal asunto, porque entonces estaría tomando
menos leche, y estaría peor alimentado. El objetivo es que su hijo aprenda a
comer, que se familiarice con la comida normal. Algo que difícilmente va a
hacer si no le dan comida normal.
Lo normal es seguir dándole la leche tranquilamente, y dejar que coja con
sus deditos, cuando esté interesado y lo pida, un pedazo de plátano o una
rodajita fina de manzana. Que se lo lleve a la boca él solito, que lo
saboree y lo investigue, que decida si se lo traga o no.
Si busca "baby-led weaning" en Google verá a docenas de bebés comiendo
contentos comida normal.»
En espera de haber podido ayudarte, recibe un cariñoso saludo,
Aida Díaz
Jefa de Sección Salud
Ser Padres Hoy
Después de leer esto, busqué "baby-led weaning" como me había recomendado y me sorprendí al ver a bebés comiendo grandes ramas de brócoli, por ejemplo. Aún así, me daba miedo... probé a hacerle la fruta poniendo sólo una (por ejemplo, manzana), en compota. No tenía sentido mezclarlas todas y no llegar a saber si le gustaba una y otra... no podría diferenciar sabores. La hacía en trozos pequeños, la ponía a fuego suave y se quedaba blandita y a trocitos y tibia (y no fría como la fruta natural triturada). Así comenzó a comer un poco. Pero a los pocos días, mi peque me demostró que como mejor se comía la fruta era tal cual, cogiéndola y a bocaditos. Las redecillas que compré para poner alimentos y que los chupara sin peligro, quedaron guardadas sin abrir siquiera.
Hice muchas fotos con el móvil de estos momentos, comiendo plátano, mandarina, manzana, etc. pero se perdió toda la información de la tarjeta... cosas de las nuevas tecnologías. Veía al peque disfrutar, tenía curiosidad por probar y sonreía al ver sus caras y gestos, al probar los diferentes sabores y texturas. Así que no utilicé nunca la batidora. Su comida era cruda, como en el caso de las frutas o a trocitos, al vapor y que quedaran blanditos y como mucho la chafaba un poco con el tenedor, mientras en muchos casos, él cogía los trozos con sus deditos y se los iba comiendo, mientras a la vez practicaba en coger cosas entre sus deditos.
Al fin y al cabo, la batidora es un invento muy moderno, al igual que el carrito de bebés. Muchas de nuestras madres no las conocían y con seguridad, nuestras abuelas no conocían tal artefacto. Los niños se han alimentado divinamente y sin problemas hasta la aparición de la batidora. Las madres utilizaban pasa-purés, tenedor, etc. Basta con cocer un poco más los alimentos para que queden más blanditos y que no haya peligro. Los bebés "triturarán" los mismos con sus encías desdentadas, pero duras... ¿quién no ha visto las estrellas cuando su bebé le ha mordido el pezón mamando aún sin tener dientes?, o bien ¿ha amagado un grito cuando el peque/la peque le ha "mordido un dedo?.
Con tanta "modernidad" obligamos a nuestros hijos a sufrir varios "destetes": primero del pecho materno al biberón, después del biberón a la cuchara con papilla, de la cuchara con papilla a otra papilla con algún trozo, de esa a.... y así sucesivamente. Pensemos... cuando nosotros, adultos, nos comemos una rica crema de calabacín o de calabaza, por ejemplo, ponemos mala cara si nos encontramos un trozo que se ha quedado sin triturar, porque esperamos que toda la comida tenga una textura suave y cremosa; pues eso mismo le pasa a nuestros hijos, esperan leche y les damos otra cosa, esperan un papilla suave y se encuentran un "tropezón". No es extraño que haya niños/as que con 2 ó 3 años sigan sin comer si no se les tritura tooooda la comida (los/as he conocido). Sin embargo, los/as padres/madres, abuelos/as les dan a estos mismos niños pan o galletas, que se comen divinamente a bocados, pero a la hora de la comida se la trituran sin más... esto es una incongruencia, una contradicción.
Las papillas presentarán, además, el mismo aspecto... más verde, más marrón, dependiendo de los ingredientes (y un aspecto no muy atractivo, por cierto). Pero no podremos asegurar si le gusta el pollo, el pescado, la calabaza, el calabacín, la patata o no le gusta el brócoli, las judias, etc, si lo come todo junto y triturado, no puede diferencias sabores y texturas y tampoco sabremos si éste y otro alimento le sienta bien o mal. Si vamos introduciendo alimentos poco a poco y de uno en uno, nuestro hijos nos podrán indicar sus gustos y una vez que ya tengamos un, más o menos, amplio abanico de alimentos, podremos "mezclarlos" en una comida, pero mientras, no.
Ni qué decir tiene que antes del año, nuestro peque ya no quiso "sus comidas" puesto que veía las nuestras y ya no le apetecía. Se hacía una única comida en casa para todos, con muy poca sal o sin sal y sin picantes, por supuesto. Comidas que él pudiera probar sin problema. El horario era y es el mismo para todos, así comemos todos juntos y toma ejemplo y come de todo (no puedes pretender que a tu hijo le gusten las verduras, por ejemplo, si no os ve a comer a vosotros).
A día de hoy, con casi 2 años y medio, come de todo, es el primero que quiere probar cualquier cosa nueva que ve, prácticamente como él solo con su cuchara y tenedor y nunca hemos tenido ningún problema con su comida si hemos comido fuera, porque su comida era la nuestra.
Nunca me dejé guiar por las "recomendaciones" de enfermera en el centro de salud a no ser que fueran "lógicas". Siempre fuí con la verdad por delante, indicándoles en cada revisión cómo iba su introducción de la Alimentación Complementaria, porque, como su propio nombre indica es "complementaria" y no, "sustitutoria". Mi hijo no hizo tomas de 3 horas de intervalo y tuvo que pasar a 4 horas entre una y otra... no tiene sentido, ¿por qué un bebé si tiene hambre tiene que esperar 4 horas?, nosotros no siempre aguantamos el mismo tiempo sin comer. Podemos haber hecho una comida más liviana y tener hambre antes. Además, si las recomendaciones nutricionales es que se hagan al día 5 comidas (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena), ¿por qué nuestros hijos de bebés, tienen que hacer 4 y si acaso una toma a las 12 de la noche, cuando la mayoría, ya están durmiendo?. Si lo pensamos fríamente, no tienen ningún sentido. Escuchemos la recomendaciones de pediatras y enfermeras en cuanto a la alimentación complementaria, pero utilicemos el sentido común y sobre todo, escuchemos y observemos a nuestros hijos, que son los que más nos enseñan.
También siguió tomando leche con cada comida cada vez que quería, haciendo de esta forma, "comidas completas" al igual que los adultos. No había una hora de verduras, otra de frutas y otra de lácteos, más bien en cada comida había de todo. Así también estaba asegurado el aporte de leche, con el mínimo de 500 ml. al día. De la otra forma y con las tomas cada 4 horas, hubo mamás que me comentaron que no había forma de que tomara esta cantidad, porque en la toma que la completaba, sus hijos estaban dormidos y no les iban a despertar para darles leche, no les iban a romper el sueño (cosa totalmente lógica por otra parte).
Con posterioridad me sentí agradecida a aquélla enfermera que me prohibió que le diera leche a mi hijo si no quería la fruta, porque esto conllevó una búsqueda por mi parte y un giro hacia Portabebés, Crianza con apego, Colecho y demás que han hecho nuestra vida más fácil, más tranquila (con respecto a que lo que hiciéramos estuviera bien) y más feliz.
Hola!!
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato... la verdad es que "encontrarse" con Carlos Gonzalez por la red nos ha ayudado mucho a muchas mamás, hace que todo vuelva a ser y a sonar de forma natural, como tiene que ser... hacer caso a nuestro instinto en vez de a la vecina.
Enhorabuena!!
Lo cierto es que es una suerte encontrarse con profesionales con esta filosofía que nos indican que es bueno seguir nuestro instinto. ¡Muchas gracias por tu comentario!.
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