Niños sin imaginación

En el momento en que escrito esto, es casi la hora de la merienda del sábado y esta mañana hemos estado mi Cucolinet y yo en un cuenta cuentos. Por aquí no es que tengamos demasiada oferta de actividades y cuando podemos asistir a algo así, intento no perdérmelo, pero no sólo por el peque, también por mí, porque ¿os cuento un secreto?, me encantan los cuentos, las historias y puedo estar entre los peques y disfrutando como la que más.

Comenzó la cuentera no siendo demasiados niños... tal vez la llegada del verano hace que padres con sus niños se encaminen hacia otros lugares más cercanos a playa. Entre los niños, uno de ellos, apartado en una esquina de la alfombra, comenzó a destacar. Era el mayor, se le notaba en su forma de hablar, 9 años dijo tener. La cuentera preguntó a los niños si había alguien que no creyera en los cuentos y mi hijo, como se apunta a un bombardeo, levantó la mano, sólo por participar, porque es un trastete que no para, pero todavía no tiene claro qué significa exactamente la pregunta, así que todos reímos. Sin embargo este niño de 9 años contestó con un No en toda regla, sabiendo a ciencia cierta el significado de la pregunta y el de su respuesta. Me dio tanta pena...

Pero la cosa no paró ahí... la cuentera preguntó qué personaje serían en un cuento: tigre, mariposa, mariquita, león... torero, fue la respuesta del mayor. Se mencionaron los toros, las corridas de toros y yo comencé a sentirme incómoda. El niño quería ser torero, es más, está seguro de que va a serlo, ya torea, y al parecer le acaban de apuntar en la escuela taurina.

Pero sin tener nada que ver con ello, el niño comenzó a interrumpir y cuestionar lo que contaba la cuentera en los cuentos "eso es imposible", "yo los he visto más grandes", "eso no es nada", y un largo etcétera. En un momento dado la cuentera le preguntó directamente al niño:

- ¿Es que tú no tienes imaginación?,
- No
- ¿No tienes?
- No
- ¿Y no tienes sueños?
- No
- Si tienes que soñar, todos tenemos sueños
- Yo no tengo ningún sueño
- Si, tienes el sueño de ser torero
- No, yo no tengo ese sueño, sé que lo voy a ser

Creo que aquí paró la cosa y la cuentera decidió continuar con el cuento dirigiéndose al resto de niños. Me sentía muy incómoda, apenada por la soberbia con que contestaba dicho niño, esperando que a mis espaldas su madre o su padre le dijera algo, interviniera... no sé (yo estaba sentada en la alfombra con los niños y el resto de adultos estaba tras de mí). Pero nadie dijo nada. No sabía qué hacía aquel niño allí, no entendía que acudiera a cuenta cuentos si no eran de su agrado, si no creía en los cuentos, si no le gustaban... por suerte, o tal vez más bien por desgracia, el niño decidió levantarse y salir de la librería. En la calle creo que estaba su madre o algún familiar, no estoy segura.

Respiro más tranquila, pero no puedo parar de preguntarme en qué momento aquel niño dejó de creer en la fantasía, cuando decidió que no tenía o que no quería utilizar su imaginación (aunque me niego a creer en ello). De qué entorno estará rodeado para ya con sólo 9 años ser así.

Considero la imaginación un DON, así, con mayúsculas, sin ella, sin crear y soñar, el hombre no estaría donde está, no se habría investigado, inventado, construido.... Imaginación para cuidar, valorar, fomentar... Creo que es mi deber como madre cuidar que mi hijo pueda dar rienda suelta a su imaginación y que la fomente como parte infinitamente importante para su vida, con el fin de que también de adulto, tenga una mente creativa.

Dejo un vídeo de Elsa Punset sobre la Creatividad con una entrevista a Robert Dilts.