Jornada de Puertas Abiertas en el Cole

Aunque no tengo tiempo para andar por aquí, he querido hacer corriendo esta entrada porque de lo contrario, siento que ya no tendría sentido. Después vendrá el primer día de cole y los siguientes, también importantes y que nos dirán de la evolución de nuestro peque y éste parecerá que no tiene importancia... pero la tiene y ¡mucha!.

No me gustaba de primeras el colegio que le había tocado, pero bueno, me he ido mentalizando y tiene buenas referencias, si no tiene zona de "naturaleza", pues ¿qué le vamos a hacer?, seguro que se lo pasa igual de bien con sus compis.

Donde vivimos no hay exactamente un "periodo de adaptación"... hacen una Jornada de Puertas Abiertas, donde los niños van con los papás un par de horas y después ya se van incorporando de 4 en 4 o de 5 en 5. Claro, los que van primero tiene una gran ventaja, puesto que están casi solos en clase, pero los últimos... se encuentran allí con todo el mogollón y con niños que, además, pueden estar más o menos "adaptados". En el caso de mi peque entra definitivamente al cole mañana viernes, y es el "segundo turno". La ventaja, pues que en su clase son 17, así que por lo menos, no estarán "colapsados" y se benficiará la profesora y por supuesto, y más importante, los niños.

Bueno, pues el Viernes pasado, día 7, allá que nos fuimos toda la familia al cole. Mientras esperábamos en la puerta a que abrieran observé a la inmensa mayoría de los niños y estaban: de la mano de su mamá o de su papá, sin darle la mano pero pegaditos a ellos observando o "medio escondidos", en brazos de papá o de mamá, acercándose a la puerta para mirar tímidamente pero volviendo con sus progenitores... 

Nuestro peque nooooo, él andaba de aquí para allá en la acera, cerca de nosotros pero sin parar y después en la puerta, cogido a ella, mirando hacia adentro y diciendo que la abrieran YA, que quería entrar, que porqué no habrían, que hiciera magia mamá para abrirla y un largo etcétera. Mi marido y yo nos mirábamos y no podíamos más que sonreír y reír observándole, mientras otras mamás y otros papás cercanos, de vez en cuando miraban y se reían.

Conseguí cruzar la puerta del colegio de su mano, porque le pedí por favor que volviera a dármela (se había soltado y ya había perdido la cuenta de cuántas veces le había cogido de la mano); le dije que me hacía muchísima ilusión pasar los dos cogiditos. Ya dentro se iba soltando y mirando y corriendo y jugando... como si estuviera en su casa (ya lo conocía de la vez que fuimos a verlo, pero vaya...). Quería subirse en los columpios, coger los triciclos.... el resto de niños, mientras seguían a sus padres. 

Ya en su clase, los padres teníamos que hacer 2 actividades con ellos: pintar y decorar un mantelito con su nombre que será el que utilicen para almorzar (sentaditos, JAJAJA, ¡qué risa me da!) y poner un mensaje de Bienvenida para la clase en unas figuras recortadas de colores (yo elegí una estrella). Tras esto, el mantelito se dejó para que secará colgado de una pinza y el mensaje se pegó en el mural de la clase.

Qué decir que se lo pasó PIPA y de durante "la visita" antes de entrar en clase, fue la mayor parte del tiempo sin que pudiéramos ir de la mano y disfrutando como un cosaco. Ya en la clase, estuvo pintando algo con nosotros y ya después se marchó a jugar con unos teléfonos (se trajo a la mesa toooodos los que había) y con una cocina y no recuerdo qué más. Llegado el momento de irnos, me sorprendió porque no puso problema, cuando yo pensé que no iba a querer.

En fin, que conociéndole como le conozco y a la vista de esto, me extrañaría muy mucho que llorara mínimamente en el primer día de cole... más bien, tal vez, cuando vaya a recogerle porque no quiera salir. Falta saber, si el segundo y el tercer día, irá tan contento y alegre y cómo se quedará allí, pero eso en breve, lo iremos descubriendo.