Hoy leemos: Yo, Cocodrilo

No hay nada como estar en casa, cómodo, fresco, con mucha comida a tu alcance... es más, comida que llega sin tener que ir a buscarla. Esto es fantástico cuando a uno le gusta muchísimo comer y además tiene una dieta de lo más variada, sabrosa, jugosa...

Así comienza presentándose este cocodrilo, que no es un cocodrilo cualquiera, noooo, es un todo un cocodrilo egipcio, del Nilo para más señas. Todo un aristócrata que proviene de una estirpe de cocodrilos del Antiguo Egipto a los que, incluso, los grandes faraones, trataron como a dioses. Dado este culto del que todos sus antepasados habían sido objetos, siempre se resistió a comer personas, aunque la verdad, le parecía que tenían que ser un bocado exquisito.

En fin... todo era absolutamente maravilloso, hasta que tuvo que llegar Napoleón a estropearlo todo. ¡Todo tenía que ser suyo!, ¡todo tenía que llevárselo! y claro, un cocodrilo tenía que formar parte de su botín. Así llega nuestro cocodrilo a París tratado de cualquier forma, encerrado y sobre todo, hambriento. Una vez allí, su hogar será una fuente y la comida, irrisoria. Pero ohhhh, un cocodrilo de alcurnia se muere por ser objeto de atención y allí en París, se convierte en el no va más, en una celebridad, una estrella... ¡Esto si que es vida!.

Pero la gente se cansa pronto y aparecen nuevas novedades que pasan a ser la última sensación. Llega un momento en que incluso el célebre cocodrilo puede convertirse en sopa... ¿escapará?, y ¿qué pasará con su dieta irrisoria que lo tiene en una hambruna contínua?.

Yo, Cocodrilo, es una historia divertidísima, con un cocodrilo la mar de digno que te hará sonreír y que ganará tu simpatía a la primera de cambio. Una joya encontrada en la Biblioteca escrita e ilustrada por Fred Marcellino y publicado por Editorial Juventud. Con su lectura me recordó un poco a ese otro cocodrilo llamado Finn Herman y con el que seguro se llevaría estupendamente.