Estamos leyendo: "Los tres lobitos y el Cochino feroz"

No sé si os ha pasado a vosotros los que sois padres, pero a mí, desde que soy madre, hay muchos cuentos clásicos que no me gustan un pelo. Y es que, eso de que el lobo siempre sea el malo malísimo, pues como que no. Aquí el que es malo malísimo y tiene que cambiar por el bien de todos, es el "hombre" o más bien, la raza humana, al fin y al cabo somos los que no cuidamos nuestro entorno, lo transformamos, destruimos a nuestro antojo sin pensar en las consecuencias, cazamos por el mero hecho de la diversión, acabamos con los hábitats de otros seres vivos, les quitamos el alimento y después, cuando intentan alimentarse de lo que pueden, los catalogamos como "peligrosos" y damos caza para acabar con ellos.

Tal vez alguna de las personas que pasen por aquí y me lean, no lo vea así... pues lo siento por dicha persona, porque tendrá una venda en los ojos que le impide ver, pero lo que es aún peor, estará orgulloso de llevarla y ni siquiera pensará en ningún momento en eliminarla... Lo siento, pero es que me puede. Nos guste o no, sólo los cataclismos naturales y la raza humana acaban con los recursos naturales, con el planeta, con la Madre Tierra... los animales, desde luego, no lo hacen, porque viven en comunión con ella.

Bueno... respiro y me calmo, que yo venía aquí a hablar de un Cuento descubierto en la Biblioteca. Se trata de "Los tres lobitos y el Cochino feroz", una versión bien distinta del clásico, que sin duda le da la vuelta a la tortilla a la archiconocida historia y finaliza como deben hacerlo los cuentos, con un final feliz para todos (que para finales tristes ya tenemos la vida que nos los da sin quererlo nosotros).

Este título es de Eugene Trivizas y de Helen Oxenbury, y pertenece a la Ediciones Ekaré. Tiene unas ilustraciones que, en algunos casos, ocupan página completa, con preciosos colores y cuidadísimos detalles.

Con semejante título, ya os podéis imaginar por dónde va la historia: Tres tiernos lobitos de piel mullida y colas de pelusa (vamos, lindísimos peluchines), marchan juntos de su casa a recorrer mundo y siguiendo los consejos de su sabia mamá (porque eso si, las mamás siempre somos sabias ;^), jejeje), se construyen una casa y se cuidan muy mucho del Cochino feroz, conocido por todos como un indeseable.

¿Os podéis imaginar la cara que puse cuando lo ví en la Biblioteca?, se me rieron toooodos los huesitos. Cuando lo leímos por primera vez antes de dormir, mi marido me miraba y sonreía imaginando mi cara al ver semejante título entre las estanterías. Mientras nuestro Cucolinet miraba y escuchaba muy atento (puesto que conoce la versión clásica porque ya se han ocupado en el colegio de leerla) yo disfrutaba como una enana ante tal giro de los acontecimientos.

Pero también hay algo a destacar en dicha versión y es la gran bondad y el altruismo de otros animales con los que se cruzan los lobitos, una gran lección de que hay que ayudar a los demás. Así que en resumen, me parece un Cuento altamente recomendable.