Un lugar y un momento

Si la pausa y las reflexiones de los #ViernesdeReflexión me venían bien, a partir de ahora creo que tomarán mucho más sentido, porque a veces el universo "confabula contra una" y en este caso, me ha ido llevando poquito a poco hasta un camino. Me puso delante una oportunidad y cuando casi la dejo pasar, se ocupó de que mi marido volviera a mirar hacia ella y nos sentáramos a hablar. Este fin de semana va a ser muy intenso, puesto que comienzo mi Formación en Profesorado de Hatha Yoga. Me siento muy, muy feliz e ilusionada.

Y tras esta noticia, vamos de la mano de mi librito... relenticemos y reflexionemos:


El buda del retiro

"Que el diligente disfrute del 

bosque, domando en solitario 

su ser".

Muchas personas asocian el retiro con la figura del anacoreta que vive solo en la montaña -desengañado del mundo y de sus compañeros humanos- o bien con el monje que vive intramuros entregado a la oración.

Imagen de la página Revista Ecclesia

Sin embargo, es posible incorporar los beneficios del retiro espiritual a la vida cotidiana. Basta con reservar un espacio de la casa para recogerse un tiempo cada día. Al salir del trabajo, por ejemplo, es muy saludable regalarse una sesión de meditación para que el silencio ponga en su sitio las impresiones de la jornada.

Para ello es muy útil convertir una parte de la casa en nuestro santuario. Puede ser una habitación apartada o, si vivimos en un apartamento pequeño, un rincón del dormitorio donde instalaremos un cómodo almohadón y un quemador de incienso. Puedes meditar solo o en compañía de tu pareja. Lo importante es hacer saber a los demás que ese lugar y momento está dedicado a favorecer la calma interior.

En sólo unos días notarás cómo duermes mejor y empiezas los días con energía y optimismo.


Apaga el televisor

El quinto precepto de la ética budista aconseja no intoxicarse. Lo que muchas personas no saben es que el televisor es uno de los factores que más "contaminan" la mente día a día. Los "reality shows" que promueven la violencia y la vulgaridad son un veneno tan perjudicial para la paz interior como el alcohol o el tabaco.

No es la primera vez que he dicho algo relacionado con que me gustaría vivir casi como una eremita.. y es que, me gusta la tranquilidad, el silencio... me gusta tener ocasión de encontrarme conmigo misma. Prefiero oír el canto de los pájaros, la brisa.. que la música del vecino que la pone para él y para los vecinos, los coches, los gritos, etc. A falta de esto, quisiera conocer sitios cerca donde poder perderme en la naturaleza y recargarme; ésta es una asignatura pendiente que algún día digo yo que aprobaré y conoceremos rinconcitos, así lo espero.

Qué fácil parece buscar un lugarcito un un momento para tí y qué complicado cuando lo intentas llevar a la práctica, ¿quién lo diría?... pero debemos aprender a parar, a buscar ese hueco, a organizarnos para si o si, tener ese espacio. Las ventajas que conlleva nos harán buscarlo día a día una vez establezcamos la rutina. No sé si lo he contado alguna vez... hace años, cuando llevaba ya un tiempo haciendo Yoga y cuando trabajaba fuera de casa (eso que cada vez hacen menos españoles), estaban realizando obra en la calle justo debajo de donde se encontraba la oficina de seguros donde yo iba cada día. El ruido era horroroso, había un martillo neumático que nos taladraba los oídos y el cerebro. Una cosa era pasar allí un momento y otra muy, muy distinta, pasar allí las 8 horas laborables... Llegó una buena mañana que al poco de comenzar a trabajar, comenzó el martillo neumático su incondicional machaque taladrador... A media mañana, mis compañeros ya estaban que trinaban y comenzaron a bufar y a soltar improperios... Mientras yo, estaba feliz como una perdiz y pregunté de qué se quejaban... todos me miraron como si acabara de aparecer un extraterrestre y dieron por sentado que estaba que me estaba cachondeando de ellos con un "anda, si tú eres la que menos aguanta el maldito martillo neumático". Pues bien, sólo entonces me dí cuenta de que estaba en marcha sin descanso... Lo estoy escribiendo y recordando y todavía no doy crédito a lo que me pasó aquel día, jajaja. A continuación se unieron casi al unísono en "desde luego, si que te está viniendo bien hacer Yoga". Todo esto fue posible gracias a la meditación y relajación que realizábamos en cada una de las clases... Si hubiera acostumbrado a hacerlo todos los días, no quiero ni imaginarme cómo hubiera estado, jajaja.

En cuanto a la televisión... ya hace tiempo que casi ni la veo y cuando la veo suelen ser más series o dibujos que pueda ver también mi peque. Sólo echo algo en falta y son algunos programas de la 2, que como perdí el ritmo, ya no sé cuándo los emiten y cuando consigo ver uno, de una semana para otra se me vuelve a olvidar... ay, esta cabecita loca X^D.


Nota: Capítulo sacado del libro "99 maneras de ser FELIZ y 99 recetas budistas para vivir con plenitud" de Gottfried Kerstin.