En esta ocasión, el álbum ilustrado, está basado en una historia real ocurrida en China, no hace tantos años, concretamente en 1950. Los gorriones se comen parte de las cosechas, y los granjeros hartos de esta situación, deciden acabar con ellos. Una niña, Ming-Li escuchará a su padre y a su hermano hablar sobre el plan que han tramado para terminar con los pajarillos. Pero a la niña le gustan los gorriones y ofrece su ayuda a su padre para trabajar con él en el campo y plantar más semillas con el fin de paliar la pérdida de cosecha. "Tú no eres una campesina, eres sólo una niña".
Ming-Li será testigo de cómo declaran la guerra a los gorriones, y de cómo, todos reunidos, comienzan a disparar petardos sin cesar. El cuerpo de un gorrión es muy pequeño, y su corazón es diminuto... los latidos son muy rápidos y todos esos petardos haciendo un gran estruendo sin cesar, harán que los pequeños corazones de los pájaros no puedan más, así que comenzará a caer gorriones sin cesar muertos al suelo..., pero no solo serán los gorriones, también todo tipo de pájaros, incluyendo a su paloma. Ming-Li es testigo de ello con una gran pena, pero entre la lluvia alada, ve algún pajarillo todavía vivo y no duda en recogerlo y resguardarlo en su regazo. Su hermano, tras comprobar el daño causado en su paloma, se unirá a ella y comenzarán la búsqueda de gorriones aún con vida.
Ya no hay gorriones que se coman parte de la cosecha... pero ahora los insectos campan a sus anchas y hacen estragos en todos los huertos y campos. Habrá hambruna y entonces los granjeros se darán cuenta de la gran falta cometida al intentar romper el ciclo de la naturaleza.
La acción heroica de Ming-Li más adelante salvará a su pueblo, salvará China... aunque creo que en la realidad, cuando estos hechos acontecieron, no hubo una heroina llamada Ming-Li... no estoy segura de ello. No obstante Sara Pennypacker nos ha querido brindar un canto a la esperanza y con gran delicadeza enseñarnos el gran valor de la naturaleza, el respeto por la misma y por los seres vivos que habitan en ella.
Los humanos no estamos aquí para masacrar el planeta que nos da alimento y lugar donde habitar sino para cuidarlo y hacer que pueda seguir abasteciendo a los seres vivos que alberga (incluidos nosotros).