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jueves, 4 de septiembre de 2014

Madre ¿al borde de un ataque de nervios?

Normalmente cuando estoy "al borde de un ataque de nervios" no estoy para muchas risas, pero en alguna que otra ocasión, le veo el punto gracioso y si estoy con mi Cucolinet, tengo que hacer grandes esfuerzos para no estallar en carcajadas... ésta es una de ellas.

Tengo la enorme suerte de tener una casa (cosa que en estos tiempo algunos no tienen), también tengo la enorme suerte de tener un churumbel que me vuelve loca (literalmente, jejeje, ya sabéis quién: Cucolinet, justo!), además tengo la suerte de tener perro (si, me gustan los animales) y gato (si, me gustan muuucho los animales). Nuestros animales además debieron ser bautizados con otros nombres, a veces pienso que les habría ido muy bien el nombre de Houdini (tal vez Houdini 1 y Houdini 2, jejeje). Ahhhh y que no se me olvide, tengo la grandísisisisima suerte de vivir en un pequeño bungalow... desde el primer momento en que comenzamos con la mudanza, todos los profesionales que han venido por aquí (mudanza, electrodomésticos, electricista, fontanero, revisor de gas, técnicos de antena, técnicos de Ono, etc. etc. etc.) se han acordado muy mucho de la familia del arquitecto que realizó los planos de casa y de la maravillosa escalera de ¿caracol? estrecha y con techo bajo.... Vamos, que nos lo pasamos pipa con la escalerita y, por mucho que digan por ahí, no, no te acabas de acostumbrar a ella y cuando te has olvidado algo en una habitación y te toca volver a subir y bajar, acabas despotricando y farfullando por lo bajinis.

El final del día con un terremoto puede ser la mar de entretenido ¡qué os voy a contar a los que sois padres/madres!. Pues bien, el otro día llevé a mi Cucolinet al baño y ello conlleva un sube y baja muy entretenido y estupendo para mi tren inferior (y el superior, claro está, no olvidemos, que quien mueve las piernas mueve el corazón). Cuando ya has dejado al niño en la bañera, siempre te has dejado algo bajo, las zapatillas por ejemplo. También es normal que la cena está a medias y andes sube y baja para ver cómo va y apagar fuego. Si además tienes algo así parecido a "tres niños", todo se pone mucho más interesante, claro... Antes al perro había que buscarlo cuando oía el agua de la bañera, ahora sube contentísimo en cuanto se abre el grifo. El gato sólo piensa en comer y aunque sabe que no le vamos a poner más de lo que le corresponde, él lo intenta y pide a diestro y siniestro cada vez que subes. Sin embargo, había observado que en ocasiones desaparecía misteriosamente... y es que Houdini 2 descubrió que en el garaje se guardaba su saco de pienso y a ratitos, cuando conseguía entrar subrepticiamente, hizo un agujero al saco e iba comiendo las bolitas de pienso que por allí iba sacando. Primero aprendió a abrir una ventana del garaje que dejábamos sólo un centímetro abierta como aireación; cuando nos dimos cuenta, la cerramos y ahora a la mínima que bajes, se cuela sin que te enteres. Pues bien, llevaba ya parte de la tarde mosqueada porque no lo había visto.

Pero sigamos con el baño que me pierdo por otros lares... como decía, dejé al peque en la bañera y me puse a planchar algo de ropa... claro, si no estoy delante, se pone a llamarme y por mucho que me oiga, se piensa que he desaparecido. Tras plancharle dos prendas a lo sumo, volví al baño. Al poco, volví a caer en que no veía a nuestro gato. Así que le dije que volvía enseguida y que iba a ver donde estaba. Él estaba entretenido jugando en la bañera.

Bajé y cuando abrí la puerta, allí estaba el ladronzuelo. Lo saqué y me dispuse a mirar el saco de pienso. Así era, había vuelto a hacer un agujero. Cogí cinta de embalaje para taparlo otra vez y oí golpes fuera. Ya estamos, estos niños que están por la calle se han metido jugando y están haciendo ruido... Se me pasó una loca idea por la cabeza por una fracción de segundo. Volví a oír golpes en la puerta, ahora si, estaba claro que era en mi puerta de ajado y entrada al garaje... Nooo, no puede ser... la loca idea no va a ser tan loca... casi comencé a sonreírme. Abrí la puerta, y ahí estaba él... el tío se había salido de la bañera, había bajado las dos plantas solito (la última escalera da a la calle y está a la vista de los vecinos) y se había plantado desnudo para ver dónde estaba su madre, que no puede desaparecer ni un segundo de su vista...

En fin... que casi me da por soltar una carcajada, pero me frené. No me gusta que baje él solo porque la escalera es un peligro y creo que no nos hemos librado ninguno de los de esta vecindad de caernos por ella. Tampoco es cuestión de ir desnudo de cara a la calle, vamos, digo yo,... es que me imagino yo viendo casualmente a un niño bajando por esa escalera en bolas y me parto yo sola de la risa. Total, que ya que estábamos, le dije que intentara estarse quieto y no acercarse a nada (ya que estaba recién bañadito) y me dispuse a reparar nuevamente el saco y cambiarlo de lugar para que el acceso fuera más complicado (todo lo complicado que puede ser para un gato, claro).

Para terminar la aventura, madre e hijo desnudo, subieron los dos tramos de escalera de las dos plantas para volver al baño y terminar de secar y vestir al churumbel y volver a bajar para cenar.

Éstas son mis aventuras de la tarde-noche =^D.

2 comentarios:

  1. Juajajaj así no se puede, condenados gatos que nunca tienen suficiente jajaja

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    1. Jajaja, si, entre los gatos que no tienen suficiente y los niños que no pueden dejarte de ver ni una fracción de segundo, me lo paso divinamente =^D.

      Gracias por pasarte y comentar Piruli!!!. Besotes!!!.

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