Tercer año haciendo el Roscón en casa, tercer año consecutivo más feliz que una perdiz y disfrutando de la operación roscón. Tan contenta e ilusionada que me da por narrar más o menos cómo va el tema con etiquetas o hatangs. Y tercer año, con tercera receta, porque hasta ahora, no he repetido.
En esta ocasión ví la entrada de Marietta que hace unas cositas de quitar el hipo y con unas fotos preciosísimas y pensé: "si es receta tradicional y encima de su abuela, la Gran Marietta, éste lo tengo que probar yo" y dicho y hecho.
Así que tomé buena nota de la Receta y me puse manos a la obra:
Imagen de la página Sweets & Gifts by Marietta |
Andaba feliz de la vida con mi Roscón, su preparación, proceso y levados, cuando en el último levado que debía realizar, la cosa se quedó como que muy parada... ay madre, que se me había quedado chuchurrido y pequeñito... ¿dónde estaba mi super roscón?, ese que yo había visto en mis pensamientos...
Decidí dejarle levar algo más, pero la cosa no mejoraba... Estábamos comiendo y yo no lo perdía de vista. Mi marido me decía que tanta vigilancia... que no se me iba a escapar, vaya; y es que me iba y me venía y tenía un intringulis que para qué.
Le pregunté a Marietta en su página de Facebook, pero no estaba conectada y yo tenía que buscar soluciones. Por algún sitio leí (ahora no recuerdo dónde... eso me pasa por tardar tanto con las entradas y no tomarme nota), que para forzar el levado y que creciera más, se podía poner el horno a 50ºC, apagarlo cuando alcanzara la temperatura y meterlo dentro cubierto. Así que manos a la obra para que mi Roscón fuera el de mis pensamientos.
Lo cierto es que tiene mucho que ver la temperatura, corrientes y humedad que se den donde se esté realizando el Roscón para que éste salga de una forma o de otra y que sea todo un éxito y esté esponjoso o bien sea todo lo contrario... por lo menos eso dicen.
Ahí dejé mi Roscón crudo formado, abrigadito y al calorcito, mientras yo me relajaba un poco en la sobremesa viendo alguna peli con mis chicos. Lo dejé más tiempo, porque a la hora no había levado mucho. Así como a las dos horas y media, casi ya no me acordaba y me asomé a ver cómo andaba y oooohhhhhhh, ése si que era Mi Roscón, el que yo había visualizado, jajaja, todo levadito, grandote y con gran pintaza. Lo saqué, lo pinté con huevo, lo adorné con naranjita confitada (riquísima) y azúcar y al horno.
Cuando finalmente ya estaba para sacar del horno, me embargó una alegría y orgullo... llamé a mis chicos para que vieran la pinta con la que finalmente había quedado y lo sacamos para que se enfriara. No quedaba otra que esperar, porque sería nuestro desayuno del día siguiente, el día de Reyes.
Y es que no hay nada como hacer las cosas en casa, ya sólo con la satisfacción que siento tan sólo viendo la carita de mis chicos, sobre todo la de mi peque, es una grandísima recompensa. Si a eso le añado hacer las recetas lo más sanas posibles y ayudar a la economía familiar, pues feliz feliz felicísima, las cosas como son.
Ya puse alguna foto por facebook, pero no es cuestión de dejar la entrada huérfana de ellas, así que, aquí va alguna.
Dios a ver si para los diguientes reyes me acuerdo de esta entrada y tengo tiempo y me hago el mio porque semejantes 26,5 € me clavaron en la tienda. Ojiplática que quedé :O
ResponderEliminarPor cierto, muy buena pinta!
Besos
Ufff, es que es una pasta Piruli... y por lo general, están buenos si son de panadería, pero en fin... yo como que llevo tres años haciéndolo y super contenta, no cuesta demasiado hacerlo, ni por lo complicado, ni para el bolsillo. Anímate y prueba, si os gustan en casa, tampoco hace falta que sea el día de Reyes, hazlo para desayunar un domingo y así pruebas ;^). Ya me dirás.
EliminarMuchos Besotes!!!.
A estas horas me zamparía uno entero (si la dieta me lo permitiese, jejejeje...). Qué ricoooo!
ResponderEliminarMuas!
Pero si estás divina de la muerte Mo ;^). Anímate y márcate uno para un fin de semana.
EliminarBesotes!!!.