Integridad

Los virus no se han marchado de casa, parece que les vamos ganando batalla, pero son duros que roer, uffff. No obstante, ¿qué día es hoy?, Viernes... ¿y qué toca por aquí?, ya sabéis, hoy es el día de la pausa y la reflexión.


El buda de la integridad

"Un amigo mentiroso y 

malintencionado es más 

peligroso que una fiera salvaje; 

una fiera salvaje puede dañar 

tu cuerpo, pero un mal amigo 

puede dañar tu mente".

Atención a los vampiros energéticos: estas personas que nos reclaman constantemente para criticar a terceros -como luego harán con nosotros-, lamentarse de las injusticias que padecen y socavar nuestro estado de ánimo. Frecuentar este tipo de compañías pone en jaque la integridad de cualquiera.

Imagen de la página Devocional Diario

En una ocasión Napoleón dijo que "hay ladrones a los que no se castiga, pero que nos roban lo más preciado que tenemos: el tiempo".

El segundo precepto de la ética budista -no tomar lo que no ha sido dado- va más allá de las posesiones materiales. Señala que nadie tiene derecho a robar el tiempo o la energía de otras personas, a no ser que éstas nos lo ofrezcan libremente. En este sentido, importunar constantemente a los demás con peticiones y exigencias es una actitud poco ética, ya que supone que el individuo pone sus necesidades por delante de las de su prójimo.


Conecta el contestador

El contestador telefónico no sólo sirve para recoger recados cuando no estamos en casa. Es también muy útil para preservar la intimidad cuando uno desea estar solo -o con su pareja- y no desea interactuar. No tengas reparos en conectarlo.

Me suena todo esto, como que ya lo hemos tocado, como que se ha hablado, pero claro, es otro capítulo, así que debe de aparecer algo similar en algún otro que ya hemos visto.

Bien cierto que un "mal amigo" puede hacernos muchísimo daño como dice la frase, pero yo añadiría no sólo la mente, también el corazón. Quien haya sufrido con alguien que creía amigo, sabrá perfectamente a qué se refiere.

En cuanto a conectar el contestador, jajaja, la verdad, creo que cuando se escribió el libro era "otra época"; y no digo que esto de deba ser practicado en ocasiones, más bien, es que ahora, casi todos estamos "pendientes" de todo tipo de móviles, tabletas y ordenadores... y somos nosotros mismos los que no ponemos el "contestador automático" para no ser importunados... en cuanto suena el más mínimo sonido, puede más la curiosidad que otra cosa... A esto hay que ponerle freno, pero de los buenos. Apagar o dejar en el más absoluto silencio es una buena forma de no ser "importunados".