El buda del perdón
"Retener la ira es como asir un
trozo de carbón candente con
la intención de arrojarlo contra
alguien; tú eres el que se va a
quemar".
Las ofensas y rencores que vamos acumulando son tal vez la carga más pesada que podemos arrastrar en nuestro viaje vital. Minan nuestra energía, nos vuelven desconfiados y mantienen vivas cuestiones que -en la mayoría de las ocasiones- no tienen la importancia que les hemos otorgado.
Hacer las paces es, en estos casos, un ejercicio altamente saludable. Da igual quién empezó o acabó la pelea. A veces basta con una llamada para que -tras unos cuantos gruñidos- el conflicto se desactive por sí solo. Tal vez la otra persona no lo ha hecho, sencillamente, porque no se atreve, porque desconoce cuál puede ser nuestra reacción.
Para salir de dudas, lo mejor es tomar la iniciativa. No hay ligereza comparable a la que se siente cuando se logra cerrar un malentendido que nos alejaba de alguien, aunque no sea una persona que frecuentemos especialmente.
El budismo nos enseña a conceder el perdón a todo el mundo, empezando por uno mismo.
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Cambio de perspectiva
Sin duda, el recurso más efectivo para desativar un conflicto es ponerse en la situación del otro. Como un actor del método Stanislawsky -que no sólo busca la apariencia sino las motivaciones del personaje-, razonar por unos instantes desde la perspectiva del otro puede obrar milagros.
No tengo mucho que añadir aquí, porque me resulta algo "complicado". En función de qué haya pasado puedo o no puedo perdonar, las cosas como son. Porque ¿cómo perdonar a alguien que te ha hecho daño y que sabes que, cuando pueda, volverá a hacerlo?... Por supuesto no serán así todos los casos y lo mejor es aclarar, comprender, perdonar y "hacer las paces".
En cuanto leí el capítulo me vino a la cabeza lo que me dijo hace algún tiempo uno amigo sobre la "posibilidad de practicar el perdón".
¿Lo practicas tú?.
Mmm...creo que esta es una de las cosas que más nos cuestan en general. Quizás hay algún caso en el que aún no he acabado de digerir del todo malentendidos pasados...pero desde luego, trato de vivir sin ira ni rencor. Lo intento.
ResponderEliminarBesotes!
Pensé que había comentado tu comentario, valga la redundancia, jejeje. Si, desde luego que es de las cosas que más nos cuesta, a veces por orgullo, otras por miedo a ser heridos/agredidos otra vez y otras porque no somos capaces y no queremos. Es bueno intentar dejar pasar ese rencor y no todo el mundo puede, porque la persona que es rencorosa, no olvida.
EliminarMuchos Besotes!!!.
Si que es así, que la ira y la rabia te queman por dentro, que secuestran el pensamiento y las emociones... perdonar... pero no olvidar. A veces pensamos que es eso perdonar, el aquí no ha pasado nada y no es así. Si olvidamos el agravio, o lo que nos hayan hecho poco aprendemos... al menos así lo vivo yo. Personalmente puedo perdonar mejor si el daño me lo han hecho a mí. Pero si es a mi hija... ahí me quedo atrapada... ahora mismo cogería por las orejas a dos niñas que estan haciendo mucho daño a mi hija... ya se que así no vamos a ningún lado... acoger tu rabia y darle la vuelta para poder dejarla marachar... sin olvidar eso sí.
ResponderEliminarUfff, es que perdonar lo que le han hecho a una es una cosa (y mira que a veces es difícil), pero que le hagan o le estén haciendo algo a un/a hijo/a tuyo/... eso es harina de otro costal, aquí, lo siento, pero lo de practicar el perdón, como que lo veo muy, pero que muy complicado. Espero que esas niñas dirigan su mirada y sus energías a otra parte y dejen en paz a tu hija.
EliminarTe mando un Gran Abrazo y muchos Besotes!!!.