Confía en quién eres

Este Viernes mi querido librito trata un tema muy interesante, un tema que justo ha salido a colación estas últimas semanas entre un grupo de amigas y compañeras... la confianza. Pero vamos con el capítulo y después reflexionaré un poquito.


El buda de la confianza

"Hay un apego sumamente peligroso:

el apego a las opiniones".

Para quién vives, para tí o para los demás?. El deseo de agradar en todo momento a los que nos rodean comporta un importante riesgo: podemos acabar no sabiendo cómo somos en realidad.

Aunque parezca una obviedad, lo esencial no es lo que el mundo piensa sobre uno, sino lo que uno piensa de sí mismo. Puesto que las opiniones externas, las modas y tendencias cambian constantemente, guiarse por ellas nos lleva sin lugar a duda a la insatisfacción.

Una de las lacras de la sociedad occidental es la presión a la que se somete a los jóvenes para que sigan determinados cánones de belleza. La industria de la moda y la cosmética invierte miles de millones para que sepamos "lo que se lleva" y pasemos por caja para no quedar fuera de juego.

Pero ¿qué se lleva en la pasarela del espíritu?. Básicamente la belleza interior, el esplendor natural que surge de la bondad y de la confianza en uno mismo.

Imagen de la página Desmotivaciones.es

Relegar la desconfianza

No someterse a las opiniones ajenas no significa tener que desconfiar de todo lo que oigamos. De hecho, la desconfianza sistemática es una actitud defensiva que pone en evidencia al individuo: el desconfiado desconfía justamente de lo que él sospecha que haría.

En esta sociedad es muy común "hacer lo que se espera", "hacer lo que hacen los demás"... en resumen, no salirse de lo establecido, seguir al grupo, etc. No se incentiva el individualismo. Es más, te pueden tachar de raro si no hablas, opinas y actúas como lo hacen los demás. Ya en el propio sistema de enseñanza, por lo general, los niños son llevados hacia "lo esperado", "lo normal" y qué pena más grande, en lugar de ver sus aptitudes, de fomentarlas, de hacer ver al niño en qué puede destacar y qué puede fomentar, en lugar de avivar su imaginación, les van "apagando" para que no se salgan de la "norma establecida"... Estoy escribiendo esto y me está entrando una pena enorme, porque pienso en mi peque y se me encoge el corazón...

Cánones de belleza falsos, modelos imperfectas, retocadas... "estampas" que nos ponen delante de los ojos. Modas, marcas, que se supone que hacen "mejores a quienes las llevan" (esto no lo entenderé nunca).

Y así las personas que se sienten distintas, en la infancia o juventud, tienden a "intentar encajar". Podemos ver en estos momentos a jóvenes que cambian totalmente su aspecto, su forma de hablar y sus ideas en función de quienes sean sus amigos en esa etapa, pero ¿dónde está el individuo "real"?. A veces queda relegado y oculto, y la persona acaba comportándose siempre como se supone que esperan los demás, y tal vez, nunca llegue a darse cuenta de ello.

En otras ocasiones "despiertan" y se dan cuenta de que a veces, hagan lo que hagan, no contentan a todos, y se sienten distintos, sin llegar a encajar en ningún sitio. Tímidos, introspectivos, apocados, callados.

Otros en algún momento toman las riendas y deciden que son así, que les gusta ser como son y se muestran tal cual... quien les quiera, les aceptara tal cual son, así, verdaderos. Tal vez estas últimas personas no lo sepan, no sean conscientes, pero independientemente de quiénes les acepten, habrán conseguido uno de los mayores logros en su vida: aceptarse y mostrarse tal cual son. ¡¡¡Bravo!!!.

Hay una frase de este capítulo que resuena en mi cabeza "¿Qué se lleva en la pasarela del espíritu?. Y es que, realmente, en este mundo, en esta sociedad, es así... mucha preocupación por imagen, moda, apariencia de vida, pero ¿qué se lleva en el interior?, ¿qué valores son los que nos harán crecer como personas?. Realmente es para detenerse y reflexionar, ¿qué queremos ser?... si cuidamos la fachada, pero no el interior, nuestra vida será muy pobre y realmente "no seremos nadie".