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miércoles, 26 de octubre de 2011

Pequeños momentos

La mayoría de los días no encuentro tiempo para escribir algo en el Blog; y en otras ocasiones, considero que no tengo nada "importante" que contar. Pero "importante" ¿para quién?. Al fin y al cabo este Blog nació en honor a mi madre (a la que cada día echo más de menos) y a mi peque, por lo que mis vivencias como mamá son muy importantes para mi familia, para mi peque y para mí y ahora mismo nuestro hijo está en una etapa preciosa, en donde el apelativo "personita" tiene un enorme significado en este momento de su desarrollo. Dentro de un tiempo, y seguro que no mucho, me encantará releer estas palabras y rememorar esos pequeños momentos de nuestras vivencias.

Hace 3 días que volví a utilizar mi fular preferido, un Didymos Geckos Mauvein. Siempre me han fascinado las lagartijas y salamanquesas. Desde bien pequeña las veía en las noches de verano, siguiendo sus evoluciones a la caza de insectos. Pues bien, a la vista de que ha bajado el mercurio en los termómetros, decidí que era un buen momento para que, el paseo de todos los día en familia y con nuestro perro, fuera con este fular. Se lo enseñé a mi peque diciéndole: "¡mira quienes están aquí, las lagartijas!" y él nos sorprendió con uno de sus tiernos "uuuuuuuuuuuyyyyyyyyyyyyy", acercándose al fular y dándole dos besitos ^_^. Ante esto no caben palabras, su padre y yo nos miramos e intercambiamos una sonrisa de ternura y orgullo.

Sensaciones que van en aumento día a día. Hace cosa de una semana que "ha aprendido a besar" y no es que antes no lo hubiera hecho, pero ahora ensaya besos "auténticos" y está exultante con su nuevo descubrimiento. Le sorprendo muy a menudo buscándome, pidiéndome un abrazo y juntando su boquita para plantarme uno o varios besos. Está encantado con esa nueva faceta en la que, no sólo es objeto de abrazos, caricias y besos, sino que él también los prodiga... ¡y cómo los prodiga!. A lo largo del día, se puede oir en innumerables ocasiones un "¡mami!, uuuuuuuuyyyyyyyy" y a continuación, se coge a mis piernas, se abraza y comienza a lanzar besos, o si estoy a su altura, hace lo mismo cogiendo con sus suaves manitas mi cara para dirigir dónde va a plantar esos besos. O bien, practica con una muñeca, un osito, un libro con dibujos y hasta nuestro perro y nuestro gato, diciendo a continuación con una tierna sonrisa "mami, besitos".

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